Una pregunta con "migas".

Vitamínico
Vitamínico

Hace unos días estuve preparando unas migas en casa para mi madre y para mí. Mientras que yo estaba a cargo de los fogones, mi madre me acompañaba a la cocina hojeando algunas de las revistas de URE Radioaficionados de hace varios años con las que cuento en mi haber.

 

Entre paletazo y paletazo, estuvimos hablando un poco acerca de la gente que sale en radio y la gente que aparece en las fotografías de la mencionada revista.

 

Desde un punto de vista femenino y de ávida lectora de revistas del corazón tipo Hola, Diez Minutos y similares, mi madre me lanzó una pregunta certera, clara, concisa, coherete, bien cohesionada y llena de intenciones.

 

La pregunta en cuestión era "¿Qué va a pasar con la radioafición cuando mueran todos estos de las fotos?". Según ella, la mayoría superaban los 60 años y de largo más de dos y más de tres.

 

Sorprendida un poco por la pregunta y, como la confianza madre-hija es grande, fui sincera con ella y le dije que como están las cosas ahora, el futuro se presenta con mucha incertidumbre.

 

Le expliqué desde mi humilde punto de vista, que la radio (afición) no está pasando por un buen momento, no solo porque el relevo generacional sino porque muchos de los que vienen nuevos siguen la senda de los veteranos (y no precisamente siguiendo el espíritu de innovación) tomando como ley las anquilosadas y manidas maneras de hacer radio.

 

En estos cerca de tres años que llevo en radio he visto cómo en muchos casos, son los carcamales los que terminan por cortar las alas a los jóvenes para que avencen a su ritmo. Un ritmo anodino, cansado y retardado por el peso que los años ha ido poniendo en sus espaldas.

 

Ella, mi madre, me decía mientras hojeaba la revista más interesada en las fotos que en el texto, que mal panorama entonces para mi afición. Ciertamente, ella engloba todo en lo mismo diplomados, ventisieteros y radioescuchas.

 

Mientras iba añadiendo el chorizo y la panceta a las migas, le estuve comentando un poco el por qué me llama tanto la atención a mí aunque en estos momento esté en un QRT temporal aunque no excesivamente estricto ya que de vez en cuando saco la artillería para limpiarle el polvo y darle vida a los finales.

 

Le expliqué que la mayoría suelen ser personas mayores por el poder adquisitivo ya que no es un hobby precisamente barato, donde cualquier piececita minúscula cuesta un dinero, donde cualquier trozo de cable cuesta dinero y donde un equipo cuesta dependiendo de la anda entre mucho y muchísimo dinero.

 

  Hoy en día tú le das a un chico o a una chica de 17 años una Maas DX 5000 u otro equipo de radio con su instalación completa y le dices "a partir de ahora, ete será tu medio de comunicación" y me juego la cabeza a que solo uno de un millón preguntará "¿y esto cómo se enciende?" miento, insultará y se enfadará por preferir un IPhone 5 u otro dispositivo con Internet.

 

  Por otro lado, tenemos a los que por un extraño motivo siente curiosidad por el mundo de la radio, da igual si es por los 27 MHz o es por las bandas HAM, que se acercan a descubrir y se quedan en la radio. Pero desgraciadamente aportan poco o nada ya que se acoplan a lo que hay aceptando como palabra sagrada los métodos y las formas de los carcamales cuyas cabezas o lucen canas o una lustrosa y brillante calva.

 

Como este caso, tengo cerca un grupo de gente, no excesivamente mayor, incluso alguno más joven que yo pero que cierras los ojos y pareces estar escuchando a aquellos que salían por las bandas de radioaficionado en época del Generalísimo o incluso hay uno que es una copia del general Queipo de Llano cuando daba esos mensajes durante la Guerra Civil a través de EAJ-5 alentando a las masas a levantarse contra el gobierno republicano.

 

Mientras voy sirviendo las migas para mi madre y para mí, ella me comenta que le llama mucho la atención que en el tiempo que llevo con mi base tan solo escuchó un par de mujeres por radio y poca gente joven.

 

"Eso es otro tema, mujeres y radio, que ya te comentaré más adelante, mamá", le dije. Como buena observadora, mi señora madre me fue comentando la impresión que les daba la gente de las fotos de las revistas y con mucha cautela fui contestando tranquilamente acerca de este mundillo aquello que ella quería o necesitaba saber.

 

Con esta amena conversación, un buen plato de migas con todos sus "avíos", un par de naranjas del tiempo y un café de postre, la que le escribe trató de la mejor manera posible de explicar una pregunta con bastante "miga".